Las cenizas volantes es un material silíceo que se expulsa por las chimeneas como subproducto de la quema del carbón pulverizado en las centrales térmicas de generación de electricidad y están constituidas por puzolanas, por lo que tienen utilidad como aditivos en la fabricación de cementos o como materia prima en muchos productos a base de cemento, como el hormigón vertido, el bloque de hormigón y el ladrillo.[1] Estos residuos sólidos se obtienen por precipitación electrostática o por captación mecánica de los polvos que acompañan a los gases de combustión de los quemadores de centrales termoeléctricas alimentadas por carbones pulverizados.[2]